miércoles, 6 de marzo de 2013

DEUDA PRIVADA

 

            Los datos de contabilidad nacional publicados por el INE recientemente señalan, con bastante nitidez,  que España continúa en un intenso proceso de desendeudamiento. Las empresas siguen reduciendo sus deudas, pero la sensación es que los intereses van más deprisa que la capacidad para generar caja. En el 2012 el crédito a las empresas cayó unos 100.000 millones.

            Este proceso ha parado la inversión en seco, descendiendo en el cuarto trimestre la compra de bienes de equipo a un ritmo del 20%, e impide que salgamos de la depresión. Se nos dice que no podemos hacer otra cosa, pero se trata de algo muy discutible. Estados Unidos tiene un problema de endeudamiento similar, pero lo está haciendo con inflación y crecimiento. Y cuando se crece la vida se ve de otra manera. Por el contrario, sin inflación y con todos los agentes económicos gastando menos al mismo tiempo, la deuda de empresas y familias se vuelve cada día más insostenible.

            Esto tiene mucho que ver con las recetas aplicadas en nuestra economía. Alemania tiene pavor a la inflación, y la terapia incluye bajar el déficit lo más rápido posible y reducir los salarios para mejorar la competitividad. Si una empresa con un alto nivel de deuda, las únicas medidas que adopta son congelar los precios de sus productos, reducir algo los salarios y mantener el calendario de devolución de préstamos, va directa al concurso de acreedores. De hecho, en el cuarto trimestre del año pasado estos procedimientos crecieron un 40%.

            España ha evitado el default convirtiendo la deuda privada bancaria en deuda pública. Pero como consecuencia de ello, la deuda pública crece sin control y la solución será de nuevo ajustar el gasto, lo cual ahondará todavía más la depresión. Estamos en un bucle y no hay manera de salir de él. Este desastre no va a mejorar cuando el déficit baje dos puntos más, sino cuando acabe el proceso de desendeudamiento.


            En 2011, el déficit, sin ayudas bancarias, fue del 8,5 %. En el 2012 Hacienda retrasó las devoluciones de IVA y sociedades por un importe del 0,5 % del PIB aproximadamente, cerrando el déficit en el 6,7%. De modo que, después de un 2012 con un ajuste enorme, el déficit apenas ha bajado poco más de un punto. Y esto sin tener en cuenta que Eurostat, más pronto que tarde,  obligara a España a incluir en el déficit la parte del préstamo de 40.000 millones a la banca utilizado en cubrir agujeros patrimoniales.

            Después de todo lo hecho en materia de impuestos y ajuste de gastos, apenas hemos reducido el déficit, y para cumplir los objetivos de Bruselas habría que añadir 30.000 millones en dos años, lo cual agravaría todavía más la depresión y el sufrimiento.

            Lamentamos insistir, pero como ya dijimos en este mismo blog en Septiembre del año pasado, y desde entonces las cosas solo han ido a peor, la luz que vemos al fondo no tiene pinta de ser la del final del túnel.

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